Nigeria: El Banco Central de Nigeria mantiene los tipos sin cambios en mayo
En su reunión de los días 21 y 22 de mayo, el Banco Central de Nigeria decidió mantener su tipo de interés oficial en el 27,50%. La decisión supuso el segundo mantenimiento consecutivo y había sido anticipada por los mercados.
El Banco observó que la inflación de los alimentos se ha moderado y añadió que tanto la posición exterior del país como la estabilidad de la moneda han mejorado. No obstante, señaló que las presiones inflacionistas y de demanda de divisas siguen siendo elevadas. Mientras tanto, es probable que los responsables de la política monetaria también hayan reflexionado sobre el reciente descenso del precio del petróleo, una exportación clave de Nigeria cuyos ingresos suelen representar alrededor de la mitad del presupuesto del país; las decisiones de política monetaria afectan al coste de financiación del gobierno. En una rueda de prensa posterior, el Gobernador Olayemi Cardoso declaró que el Banco mantuvo los tipos para «permitir una mejor comprensión de la evolución a corto plazo».
El comunicado no proporcionó orientaciones específicas sobre futuras decisiones en materia de tipos de interés. Todos nuestros panelistas esperan que el Banco baje los tipos para finales de 2025, con previsiones que oscilan entre 25 y 450 puntos básicos acumulados de recortes, y la mayoría de los panelistas ven la primera reducción en el tercer trimestre. La próxima reunión está prevista para los días 21 y 22 de julio.
Los analistas de la EIU comentaron la interacción entre la política fiscal y la monetaria: «Los elevados tipos de interés hacen que el servicio de la deuda sea alarmantemente alto (superando regularmente el 100% de los ingresos públicos), y el Parlamento ha rechazado recientemente las subidas de impuestos, dejando al Gobierno prácticamente sin margen de maniobra. En consecuencia, seguimos creyendo que el predominio fiscal desempeña un papel en las perspectivas a corto y medio plazo de la política monetaria, y esperamos que el BNC sucumba a las presiones para recortar los tipos, suponiendo que la inflación, aunque elevada, siga ralentizándose. Mantener una política monetaria más restrictiva en términos reales sería desestabilizador, sobre todo porque el abaratamiento de los precios mundiales del petróleo se sumará a las presiones preexistentes.»